La importancia del Acuerdo Argentina – FMI en el marco del desarrollo
Este último viernes, el gobierno argentino comunicó que había alcanzado un principio de acuerdo con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la reestructuración de su deuda externa con este organismo. La noticia fue tomada con algo de optimismo por los mercados. No alcanzar un concordato hubiera significado que Argentina se declare en cesación de pagos, un status que habría terminado por arruinar su economía.
En este artículo nos enfocaremos en los principales datos técnicos del acuerdo, pero también en analizar por qué Argentina necesitó del FMI en primera instancia. Esta explicación estará englobada en los estudios del Foro Económico Mundial acerca del rol de las Dinámicas de Deuda y cómo estás impactan en el desarrollo económico de los pueblos.
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Argentina: un socio particularmente habitual del FMI
Los lazos entre el país austral y el Fondo Monetario Internacional comenzaron en 1956. Ya en ese momento, el gobierno de facto de Pedro Aramburu recibió un crédito de USD 75 millones para hacer frente al panorama de crisis en el que estaba sumido el país. La historia comenzó allí, pero claramente no terminó.
En cuestión de décadas, los perfiles de endeudamiento argentino llegaron a septuplicarse, e incluso ir más allá. Después de la Guerra de las Malvinas, en 1982, Argentina le debía más de USD 42.000 millones al Fondo. Si bien entre medio, el dólar se depreció, ni siquiera eso puede explicar el aumento en los valores nominales de la deuda argentina.
Pero los infortunios no terminan allí. Los años 2001 y 2002 son recordados en Argentina con tristeza, tras la severa crisis económica y anomia social que azotó al país. Tras tener 5 Presidentes distintos en menos de 10 días, finalmente se decidió excluir a la Argentina de toda relación con el Fondo Monetario durante los gobiernos de los Kirchner, período en el cual el país austral quedó completamente desfinanciado y a la deriva económica.
Tras el cambio de signo político en 2015, el gobierno de Mauricio Macri volvió a incorporar las revisiones del FMI en su agenda. Ya en 2018, con una importante crisis de capitales y alta volatilidad cambiaria, el gobierno de Cambiemos tuvo que volver a recurrir al Fondo Monetario Internacional para hacerse con un préstamo stand by por más de USD 50.000 millones, el más grande de su historia.
Precisamente es, en la actualidad, este el acuerdo que busca renegociar el actual gobierno, dado que la capacidad de pago de Argentina está lejos de cumplir con las obligaciones en tiempo y forma.
¿Por qué Argentina es un ‘paciente crónico’ del Fondo Monetario?
Para responder a ésta pregunta, primero es necesario que entendamos qué es el Fondo Monetario Internacional. La historia es larga, pero podemos resumirlo de la siguiente manera: terminada la II Guerra Mundial, gran parte de los centros productivos del mundo quedaron en ruinas: Japón, Europa, China, parte de África y Medio Oriente. Solo el continente americano no tuvo grandes pérdidas materiales o de infraestructura. Claro está que, para financiar la reconstrucción, se necesitaban medidas drásticas.
El Fondo Monetario Internacional nació como consecuencia de los Acuerdos de Bretton – Woods, que estableció guías para volver a poner en marcha la economía mundial en el período de la postguerra. Una de las lecciones más duras de aprender fue la de cómo lograr estabilizar la economía de los países que habían quedado devastados por la guerra. Allí, florecían los problemas como la inflación, la falta de una moneda estable y las fluctuaciones cambiarias. El Fondo Monetario fue creado como una especie de organismo de auxilio, cuyo principal y único objetivo era asegurarse que las economías de sus socios fueran lo suficientemente estables para no generar desórdenes en los mercados mundiales.
Una de las formas más típicas de romper con al estabilidad económica de un país, es emitir más dinero que bienes producidos en el país de origen, o que el Estado gaste más de lo que recauda. La mayoría de las crisis de los últimos años se dieron por alguna de estas variables (Grecia, por ejemplo).
El problema es que en Argentina ocurren las dos al mismo tiempo, y eso hace que el país austral se vea envuelto en un problemático dilema: o se ajustan los déficits monetarios y fiscales, generando contracción de la actividad económica, o se intensifica la expansión fiscal hasta alcanzar la hiperinflación y el desfinanciamiento.
En ambos casos, el país sale perdiendo. Está claro que la manera normal de alejarse de este ciclo es lograr el equilibrio fiscal y monetario. El desafío, sin embargo, está en corregir esos desajustes sin dejar de expandir la economía. Algo complejo, si no está acompañado por un contexto internacional favorable o se genera un shock positivo para el país.
Los tecnicismos del nuevo Acuerdo con el FMI y su impacto en el país
Durante el transcurso del día viernes, el Presidente argentino, Alberto Fernández, comunicó que Argentina y el FMI tenían un principio de acuerdo para la refinanciación del rescate de 2018 otorgado al gobierno de Mauricio Macri.
Entre los principales puntos, se encuentra el tan ansiado refinanciamiento, por parte del Fondo, de los vencimientos de capital e intereses durante los próximos dos años y medio. Esto no significa otra cosa que el estiramiento de los plazos de pago para Argentina, así como algunos alivios reales de los montos a devengar.
El gobierno argentino, por su parte, se comprometió a alcanzar dos objetivos: en primer lugar, reducir el déficit fiscal a menos del 1%. En segundo lugar, reducir la asistencia del Banco Central al Tesoro Nacional a casi 0% (es decir, dejar de emitir espuriamente).
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En ambos casos, los objetivos parecen ambiciosos. La lupa estará puesta en cómo el gobierno argentino irá cumplimentando estos compromisos, dado que por el momento, la emisión monetaria es una de las principales vías de financiación del país austral.
Está claro que aún faltan todos los detalles, pero hay material para sacar nuestras conclusiones: por un lado, el principio de acuerdo da solidez a la Argentina frente a los mercados internacionales (el peso llegó a apreciarse 4% en una sola jornada y hubo mejorías en los bonos argentinos).
Sin embargo, Argentina tiene un lugar historia de promesas incumplidas. Sin lugar a dudas, los ojos del mundo financiero estarán mirando de cerca las acciones de los funcionarios argentinos, en lo que parece que serán 2 años llenos de desafíos.
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