Venezuela: el ‘Dubai Latinoamericano’ que no fue
La crisis en Venezuela atraviesa, desde hace ya varios años, uno de los peores momentos económicos y sociales, no solo de su historia, sino de toda América Latina. El país latino tiene la tasa de inflación más alta del mundo, y se ha estado enfrentando a una escasez generalizada de insumos de primera mano, como alimentos y medicinas.
La peor parte de ésta historia no pasa por el estado actual de ese país. Durante algún tiempo, Venezuela fue el país más rico y próspero de Latinoamérica, sin ninguna duda. Sus vastas reservas de petróleo, lo convertían en un candidato perfecto para convertirse en la Dubai moderna de América.
Sin embargo, tras años de malas gestiones, inestabilidad política, demandas sociales insatisfechas, una pronunciada falta de transparencia por parte de sus funcionarios públicos y la degeneración de su gobierno en un régimen más autocrático que democrático, terminó llevando a la situación de desesperanza y miseria que hoy gobierna, de facto, a la una vez próspera nación.
En éste artículo, presentaremos una visión general de la crisis en Venezuela actual, sus causas e implicaciones. Para un mayor sustento, estudiaremos la situación de Venezuela a partir de múltiples factores elaborados por el Foro Económico Mundial, en su Índice de Competitividad Global. De ésta manera, Estabilidad macroeconómica, Transparencia e Instituciones, serán las principales aristas a evaluar.
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¿Cómo llegó Venezuela a donde está?
Para entender cómo la historia del país más próspero de America Latina terminó en tragedia, debemos irnos hasta mediados del s. XX. De acuerdo a Tulia Faletti, fellow de la Leonard Davis School for Health Economics, “la democracia en Venezuela comenzó en 1958, tras la firma del llamado ‘Pacto Social’”. De acuerdo a la investigadora, éste pacto interno fue lo que le dio a Venezuela estabilidad política durante toda la segunda mitad del s.XX, algo que la gran mayoría de los países latinoamericanos no tuvieron. Esto claramente repercutió en su economía. Eso, por supuesto, hasta entrada la Crisis del Petróleo y la baja del precio del commodity.
Ya en los años ’90, se llevó a cabo un intento de golpe de Estado que terminó fracasando. Su líder sería el que, durante la década siguiente, llevaría las riendas del país hacia una política ‘progresista’, Hugo Chávez. Tras algunos años de notorio aumento de la calidad de vida, producto de políticas estatales hiper-activas, el dinero proveniente del crudo finalmente se terminó, y con ello, inició una ola de problemas que supuso el comienzo de la crisis que azota a los venezolanos desde hace ya varios años. De hecho, el país continúa experimentando las consecuencias de tamaño desastre social y económico.
Desde 2014, la hiperinflación viene carcomiendo los ingresos de la población. Con una tasa de pobreza mayor al 90% (si tenemos en cuenta estándares internacionales), graves problemas de abastecimiento de insumos básicos (el Programa de Alimentos de Naciones Unidas ya calificó al país con un riesgo de inseguridad alimentaria alto, y planea alimentar entre más de 1,5 millones de niños para fines de 2023) y una tasa de inflación mensual de más de 2.000%, la situación es sumamente compleja.
El problema de los migrantes de Venezuela
El grado de devastación en Venezuela sólo es comprensible cuando observamos la cantidad de personas que han decidido dejar sus hogares en busca de una mejor calidad de vida en otro lugar alejado de su patria. De acuerdo a datos de Naciones Unidas, más de 6 millones de venezolanos se han ido de su país natal desde el año 2014.
Esto, ha causado el desplazamiento interno más grande e importante en la historia reciente de América Latina. Gran parte de éstos migrantes venezolanos han buscado asilo en países como Colombia y Brasil, siendo el primero el destino predilecto, con más de 1,5 millones de venezolanos residiendo allí.
Como señala Faletti, “la crisis en Venezuela es económica, pero también política y humanitaria”. Humanitaria, claro está, por el masivo movimiento forzado de personas.
Falta de transparencia y corrupción en Venezuela
Frente el severo decaimiento que ha marcado a Venezuela durante la última década, es justo decir que gran parte de los venezolanos que han decidido quedarse en su país se han manifestado en múltiples ocasiones. Las herramientas de comunicación digital, las redes sociales y los actos de accountability vertical (esos que la ciudadanía le realiza al gobierno de turno) han sido las principales vías para denunciar numerosos actos de represión, detención de opositores políticos e incluso asesinatos de civiles inocentes.
En éste sentido, el ahora gobierno de Nicolás Maduro ha tenido como característica las prácticas asociadas a la corrupción, la detención ilegal de opositores y prácticas similares. De hecho, de acuerdo a informes de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el régimen de Maduro es responsable, a través de sus fuerzas de seguridad, de la desaparición ilegal de periodistas, opositores e incluso políticos.
Todo esto, por supuesto, ha tenido un impacto colosal en la economía venezolana, la cual se ha visto afectada por los factores antes mencionados, así como también por las sanciones internacionales, que han buscado forzar al gobierno de Maduro a abandonar éstas prácticas inhumanas.
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Conclusiones
Como establecimos en un principio, las consecuencias de años de desmanejos económicos, prácticas ligadas a la corrupción, la censura y la falta de transparencia, han hecho de Venezuela una nación donde reina la miseria y la desesperación.
En una situación tan especialmente compleja, es necesario que, siquiera antes de ponernos a hablar de progreso y crecimiento económico, hablemos de estabilización. No existe ningún país que pueda desarrollarse con, casi, la totalidad de su población bajo la línea de pobreza y una enorme mayoría al borde de la indigencia.
En éste sentido, la institucionalidad juega un rol fundamental. Es necesario que sea el gobierno quien pavimente la vía para la reconstrucción nacional. Como dijimos, la certeza y la confianza en las instituciones será fundamental para pensar cualquier posibilidad de desarrollo económico a futuro.
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