Educación: el problema no es cuánto gastar, sino cómo
La cuestión educativa viene siendo, desde hace al menos dos décadas, un aspecto preocupante en la región latina. Si bien es cierto que ha habido progresos en la mayoría de los países, es una realidad que, cuando se trata de competitividad, los estándares son cada vez más altos. En éste sentido, nuestra región parece quedarse cada vez más atrasada.
Algo positivo, es que la educación suele ser un tema del cual el público latinoamericano no permite olvidarse. El efecto, es que los políticos, tampoco pasen por alto éstos tópicos en sus agendas, y dediquen una cantidad de tiempo considerable en su abordaje. Esto es innegable. Pero, los problemas no se resuelven por medio de un discurso. Se necesitan políticas, y medios adecuados para lograr esto. Aquí es donde la mayoría de las agencias públicas en América Latina se equivocan.
Una de las maneras más comunes de abordar la crisis educativa, en palabras del Banco Mundial, que atraviesa América Latina, es por medio dela Inversión educativa como % del PIB. La mayoría de la élite política reduce el progreso educativo al dinero invertido en el sistema de un país. Esto es un gravísimo error. ¿Por qué? Veámoslo a continuación.
Cómo medir el desempeño educativo
Incluso antes de analizar el problema de lleno, tengamos en cuenta algo: el fenómeno de ‘educación universal’ es algo relativamente nuevo en la sociedad. Las escuelas, y las currículas formales, tienen alrededor de 150 años de antigüedad (menos que la energía de vapor o el ferrocarril). Esto hace que las formas de evaluarla sean constantemente mejoradas, a la par de las cada vez más aceleradas innovaciones de nuestra era.
Aclarado esto, si podemos decir que existen algunas métricas estandarizadas a nivel internacional: el Índice de Competitividad Global, del Foro Económico Mundial, establece dentro de las ‘Habilidades’ (Skills) la importancia de la educación, en varios subcampos y áreas. Otra muy conocida son las Pruebas PISA, que realiza la OCDE desde principios de los años 2000. Finalmente, también cabe mencionar alternativas como TALIS (Teaching and Learning International Survey) y TIMSS (Trends in International Mathematics and Science).
Éstas pruebas estandarizadas permiten abordar las temáticas educativas de manera más completa y acabada que simplemente tomar la cantidad de recursos que un país asigna al presupuesto en materia educativa. Los datos devueltos son también más amplios y permiten estudiar más a fondo éste tipo de temas. Veamos ahora el desempeño latinoamericano, respecto a sus pares de la OCDE.
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Como señalamos en la introducción, si bien es cierto que ha habido avances en Sudamérica en materia educativa, los estándares son cada vez más altos. Esto lo vienen marcando, sobre todo, países que hasta hace algunos años eran considerados ‘en vías de desarrollo’, como el sudeste asiático, y algunos países árabes.
Si tomamos los desempeños de los países latinoamericanos en las pruebas PISA, que miden el desempeño de alumnos de 15 años en Lectocomprensión, Matemáticas y Ciencia, Uruguay y Chile se posicionan como los máximos exponentes de la región. Sin embargo, ambos países se encuentran muy por debajo del promedio de los países de la OCDE. Por ejemplo, en Matemáticas, Uruguay lidera en Latinoamerica con un puntaje de 418 puntos. El promedio de la OCDE en ésta materia, es de 489. La mejor puntuación del ránking fue de China, con más de 590 puntos.
De acuerdo a Emanuela Di Gropello, del Banco Mundial, hay dos fenómenos extra que impactan en América Latina y que agravan el problema educativo con la pandemia del COVID: En primer lugar, la pobreza de aprendizajes pre-pandemia, y en segundo lugar, el nivel de conectividad. A esto hay que sumarle que, aproximadamente, 50% de los estudiantes no lee de manera correcta, y menos del 60% de los estudiantes utiliza internet.
A éstos números, de por sí preocupantes, se les suman los aspectos de infraestructura. De acuerdo al CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), el 40% de las escuelas primarias no tiene blibliotecas, 90% no tiene laboratorio de ciencias y el 60% no tiene conexión a internet ni salas de computación.
Pero un dato es el más preocupante de todos: la gran mayoría de los países latinoamericanos, invierte, en proporción, una cantidad similar de su PIB en educación. Sin embargo, los resultados continúan siendo malos. ¿Hay alguna explicación de esto?
Pequeños presupuestos, grandes resultados
Éste fue el nombre elegido por el Foro Económico Mundial para contar, en un breve video, cómo Estonia, una de las naciones más pequeñas y con menor población de Europa, se había convertido en menos de 25 años, en una potencia educativa. Cuando analizamos los gastos, el pequeño país báltico invierte una fracción de lo que sus vecinos europeos y de la OCDE aportan. Sin embargo, sus resultados son excepcionales.
Esto descarta la teoría de que sólo la inversión como % del PIB sirva para demostrar que un país va o no por el buen camino. Veamos qué caracteriza al sistema educativo estonio:
- Preparación para aprender: la educación en Estonia está pensada verdaderamente desde un abordaje integral. Esto permite que cada año de estudio, el alumno pueda sentar una sólida base para el siguiente.
- Rol de los profesores: Estonia se toma muy en serio el proceso de formación y contratación de personal docente. Ser profesor, sea en un colegio o en una universidad, es un puesto de gran prestigio, y por lo tanto, riguroso al momento de seleccionarse quién estará al frente del aula.
- Libertad de cátedra: si bien existe una currícula nacional de contenidos que deben dictarse obligatoriamente, los profesores son los que deciden cómo enseñarlos, en base a que métodos, e incluso qué bibiliografía adicional pueden utilizar. Esto asegura calidad académica, pero también flexibilidad para el personal docente.
- Gratis es, verdaderamente, gratis: cuando el país báltico anuncia que su sistema educativo es gratuito, es porque claramente lo es. De ésta manera, los padres no deben pagar nada por las clases, los libros, los uniformes e incluso las comidas.
- Innovación y digitalización: Estonia pensó su sistema educativo en función de su dinamismo económico y emprendedor. Siendo uno de los países con mayor ratio de startups per capita, la pequeña nación se preocupa por formar a sus estudiantes para su inserción en éste tipo de actividades. Por otro lado, la acelerada digitalización estonia hizo que éste fenómeno fuera de rápida adopción por los colegios de todo el país.
Conclusiones: más allá de los números
Como podemos observar, el problema educativo en América Latina no pasa por cuánto se gasta, sino como se gasta. La comparativa con países como Estonia, donde incluso inversiones más pequeñas tienen enormes beneficios, da cuenta que lo que verdaderamente importa son los modos, los contenidos, la forma de enseñanza por parte de los profesores y la adopción de tecnologías digitales.
Esto contribuye a crear un sistema en el cual los estudiantes se sientan atraídos a estudiar, los profesores se sientan respetados como profesionales, y las empresas y startups se beneficien de jóvenes sólidamente formados en los sectores más dinámicos de la economía, ayudándoles a crecer de manera sostenida.
En éste sentido, los países Latinoamericanos deben volver a mirar a los Estados que marcan tendencia en cuanto a educación se refiere, buscar inspiración en formas de impartir la enseñanza, y adaptarlas para beneficio de sus alumnos y, consecuentemente, el de toda la nación.